This Is Us.

La capacidad de hacer que la gente se mueva (un verbo que hay que entender con M mayúscula) es un arte. La maestría de saber hacerlo durante 106 episodios seguidos es talento. Un talento que los autores de This is Us no solo poseen sin duda, sino que sobre todo manejan con destreza y mucho mimo.

Si tuviéramos que hacer un breve resumen de esta maravillosa serie de televisión sería así: This is Us, 106 episodios, 6 temporadas y una gran familia, los Pearson. Pearson que son muchos, aunque todo empieza (y siempre vuelve) a una pareja: Jack (un maravilloso Milo Ventimiglia) y Rebecca (una igualmente asombrosa Mandy Moore).

Como un acordeón que se estira y se aprieta, a partir de Jack y Rebecca cobran vida - hacia adelante y hacia atrás - las historias de las familias de las que ellos mismos provienen y las de los hijos que generan, en un constante piruetear - con impresionante destreza - hacia el futuro, el presente y el pasado.

Episodio tras episodio, temporada tras temporada, los Pearson inevitablemente se convierten en miembros de nuestras propias familias. Los amamos, los sentimos cerca y - incluso cuando no se parecen en nada a nosotros - los entendemos de todos modos. O mejor dicho: nos sentimos comprendidos por ellos.

Porque This is Us tiene esta increíble habilidad: la de haber creado un mundo familiar que actúa como un espejo, en el que vemos reflejadas nuestras historias aunque no sean iguales en absoluto, pues las emociones y los sentimientos, en cambio, son idénticos. Risas, lágrimas, sueños y remordimientos, errores, pecados y perdón, presencia y ausencia, ser padres y luego hijos, hijos y luego padres. Los traumas, el duelo, la memoria, el amor que queda y lo que se transforma. This is Us: así somos. Nosotros Pearson, nosotros nosotros.

Hay que decirlo: la gran magia aquí irradia de los diálogos y en el guión. Porque si estos dos elementos no estuvieran impregnados como están de una maravillosa autenticidad, todo el castillo se derrumbaría en un instante, como si fuera de papel. Los Pearson nos conmueven porque son reales como quien los miran. Están al otro lado de la pantalla pero hablan como nosotros. Por eso los escuchamos: para escucharnos. Por fin.

Realmente no falta nada para darle un 10 a esta producción. Y se lo damos.

Luisa Scarlata