Misión imposible - Sentencia final.

Misión imposible - Sentencia final (Mission: Impossible - The Final Reckoning) es una película de acción protagonizada por Tom Cruise y escrita y dirigida por Christopher McQuarrie. Es la octava entrega de la serie de películas “Misión imposible”.

En Misión imposible - Sentencia final, el agente Ethan Hunt (Tom Cruise), continúa su misión de impedir que Gabriel controle el tecnológicamente omnipotente programa de IA conocido como “the Entity”…

Showman. Doble de sí mismo. Inmune al paso del tiempo. Sobrehumano. Con esta última entrega, que no solo cierra una saga legendaria sino también una era, Tom Cruise se reafirma como algo mucho más que un actor: una presencia descomunal, icónica, irrepetible.

Los numerosos flashbacks y las auto-referencias dispersas a lo largo de la trama de Misión imposible - Sentencia final, no son simples homenajes: son fragmentos auténticos de memoria cinematográfica. Nos hacen entender, de una vez por todas, que Misión imposible nunca fue solo una franquicia, sino la epopeya de un hombre que ha entregado cuerpo, mente y alma a una idea de cine que hoy casi ha desaparecido.

Cruise es Misión Imposible: es el corazón, el pulso y la identidad de la saga. Sin él, nada de esto habría sido posible. Su presencia, tan magníficamente imponente que trasciende la narrativa misma, es el hilo conductor que une ocho películas y más de dos décadas de historia.

Misión imposible - Sentencia final comienza ya con Cruise dándonos la bienvenida en la sala, invitándonos a vivir la experiencia en IMAX, el formato elegido para resaltar cada detalle de este coloso cinematográfico. Desde ese momento, durante casi tres horas, nos arrastra consigo en una odisea espectacular llena de persecuciones, acrobacias imposibles, giros sorprendentes y pura adrenalina. En el aire, en el agua, en tierra firme: Cruise está en todas partes. Siempre al límite.

Alrededor, una trama sólida y absorbente, efectos especiales deslumbrantes y un ritmo trepidante que no da tregua.

Pero, lo que realmente perdura es la emoción. La sensación de estar presenciando el final de una era. Porque, en el fondo, la única verdadera “misión imposible” aquí, era decepcionarnos. Y la sola “sentencia final” apropiada, un 10 con honores.

Luisa Scarlata