La sustancia.

La sustancia es una película de terror corporal escrita, dirigida y producida por Coralie Fargeat y magistralmente protagonizada por Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid.

En La sustancia, una celebridad en decadencia (Demi Moore) decide usar una sustancia del mercado negro que replica células y crea temporalmente una versión más joven y mejor de ella misma (Margaret Qualley). Sin embargo, el incumplimiento de unas estrictas condiciones, le causará efectos secundarios inesperados y horribles…

Si dijera que La sustancia es la mejor película que he visto en los últimos años, no mentiría. Si dijera que es la más repugnante, tampoco. Pero, si dijera que es una OBRA MAESTRA, sería lo más acertado.

Y que quede claro: no lo diría con ligereza (palabra que, por cierto, en el contexto de esta película, no podría ser más inapropiada), sino con absoluta convicción. Y después de haber superado el shock de su visión. Y después de haberla analizada, porque películas así necesitan y merecen al menos una pausa de reflexión.

El punto es que nadie jamás había tenido tanto coraje, tanta fuerza, tanto ingenio y tanto carácter para contar así de abierta, desvergonzada, dolorosa y asquerosamente la esclavitud de la belleza —una esclavitud impuesta o autoimpuesta (pero ¿no es acaso lo mismo?)— a la que está sometida la mujer.

La sustancia les brindará un comienzo digno de un Oscar, una conclusión horriblemente divina, y 140 minutos en los que cada fotograma, cada sonido, cada palabra y cada espectacular ambientación o encuadre es una metáfora profunda e inteligente. Un puñetazo en la cara (que muchos espectadores intentan esquivar agachándose).

Todo está desubicado y nada está fuera de lugar en esta película que es un tratado sobre la condición femenina en la sociedad.

Ármense de valor (porque se necesita). Y vayan a verla.

Luisa Scarlata