Good Boy.

Good Boy es una película de terror escrita y dirigida por Ben Leonberg, y protagonizada por él mismo junto a su perro Indy, que también ejerce como protagonista absoluto.

En Good Boy, un perro fiel se traslada con su dueño, Todd, a una vieja casa en el campo, buscando tranquilidad. Pero pronto el animal percibe lo que los ojos humanos no pueden ver: presencias que se mueven entre las sombras. A medida que fuerzas oscuras comienzan a acechar a Todd, el valiente Indy deberá enfrentarse al miedo más puro para proteger a quien ama por encima de todo.

Presentada en el Festival de Sitges 2025, Good Boy ha sorprendido al público con una propuesta tan insólita como emotiva: un filme de terror contado desde la perspectiva de un perro. A lo largo de sus escasos 72 minutos, seguimos a Indy, un can que comienza a percibir presencias sobrenaturales en la nueva casa de su dueño: lo que para nosotros sería invisible, para él se convierte en una amenaza tangible y aterradora.

La gran virtud de Good Boy radica en su punto de vista. Leonberg filma con respeto y paciencia, capturando el mundo sensorial del animal —su olfato, sus sonidos, sus miedos— con una inmersión casi hipnótica. El resultado no es solo un ejercicio de estilo, sino una exploración profunda sobre la lealtad, el miedo y la conexión entre humanos y animales.

Aunque su originalidad es indiscutible, el enfoque también limita un poco la narrativa: los personajes humanos quedan en segundo plano y el ritmo, marcado por los tiempos del perro, puede resultar irregular. Sin embargo, esta elección estilística potencia la tensión y la empatía, haciendo de la película una experiencia emocional más que puramente terrorífica.

Good Boy no busca asustar a base de sobresaltos, sino conmover a través de la mirada inocente de un ser que no entiende el mal, pero lo siente. Es una pequeña joya dentro del cine fantástico contemporáneo, y una de las propuestas más sensibles y arriesgadas que han pasado por Sitges este año.

Luisa Scarlata