Fuegos artificiales.

Fuegos artificiales (Stranizza d’Amuri) es una película romántica dramática dirigida por Giuseppe Fiorello y protagonizada por Samuele Segreto y Gabriele Pizzurro.

Basada en el tragico “crimen de Giarre” - que aun, después de 44 años, sigue sin resolverse - Fuegos artificiales nos cuenta la historia de Gianni (Samuele Segreto), un joven de diecisiete años, quien vive en un pequeño pueblo de la conservadora Sicilia de 1982 y es objeto de burlas e intimidaciones por ser homosexual. La vida de Gianni parece cambiar positivamente después de conocer accidentalmente a Nino (Gabriele Pizzurro), un chico de dieciséis años que vive en otro pequeño pueblo siciliano…

¡Vaya película! Entre lágrimas y rabia hemos podido acabar esta historia tan impactante, que terminó revolucionando los movimientos por los derechos homosexuales en Italia. El director Giuseppe Fiorello ha logrado no solo tratar este indignante hecho de crónica con gran tacto y respeto - así como el tema de la homofobia (que tristemente, aún es de gran actualidad) - sino también transformarlos en poesía.

No hay nada que haya fallado en esta pequeña joya; desde la reconstrucción del magnífico paisaje rural, típico de un pequeño pueblo de los 80 en Sicilia, a los personajes de Gianni y Nino, egregiamente interpretados por dos jóvenes debutantes que seguramente tendrán una carrera exitosa, a la elección musical, en la que el maestro Franco Battiato lidera con sus hermosas letras.

Maravillosa la personificación de los fuegos artificiales que señalan la felicidad de los jóvenes, así como el violento contraste entre la alegría por los partidos de fútbol del Mundial y la atrocidad de los hechos que en esos mismos instantes ocurrían. Y el final de la película, tan juiciosamente respetuoso.

Italia ganó la Copa del Mundo en 1982, pero perdió la integridad y el valor.

Michael Lisci